14 may 2012

I Campamento Juvenil Pueblos y Nacionalidades


Reportaje I Campamento Juvenil Pueblos y Nacionalidades Indigenas - Jorge Cano / Colectivo ElChuro - Wambraradio



Wiphalas al viento y las voces en el aire

Roberto Chávez / Colectivo ElChuro - Wambra Radio
Relato sobre el Primer Campamento Juvenil
 de Pueblos y Nacionalidades


Con el sol perpendicular de medio día, la radio móvil emprendió camino hacia el Sur de Quito, tras la congestión habitual de esta hora, tomamos rumbo hacia la Provincia de Cotopaxi en específico al Cantón Pujili a la Comuna de San Isidro donde nos esperaba el Primer Campamento Juvenil de Pueblos y Nacionalidades.

Tras dos horas de recorrido, encontramos al ingreso de un camino de tierra dos wiphalas que bailaban al viento y nos daban la bienvenida a la Comuna de San Isidro. Esta comunidad que desde hace décadas era parte de una gran hacienda y que es parte de más 200 haciendas y monopolios de tierras que existen en el Ecuador.

 Ya en el campamento la camaradería no se hizo esperar, en medio de la diversidad de jóvenes y jóvenas de diferentes nacionalidades, la chicha con trozos de piña fue el sabor de bienvenida para las y los viajeros.

Un cielo que permite aun ver estrellas y la noche fría no fue impedimento para que las delegaciones juveniles emprendieran rumbo hacia las faldas de la montaña que rodea la comunidad y fueran participes del ritual de purificación y agradecimiento a la Pachamama para que bendiga este nuevo proceso juvenil.

Al invocar al fuego y la rebeldía, los “hijos e hijas del primer levantamiento” tomaron fuerza para los días de trabajo que aguardaban, entre loas y proclamas, entre cantos y risas, el camino estaba trazado para discutir desde la visión juvenil las problemáticas que afectan a pueblos y comunidades, como decía una de las banderas del encuentro “Vivir corazonando, morir luchando”, esa la consigna.

Después de pocas horas de sueño, el día empezó con el desayuno comunitario y el arreglo general de campamento, tras dividir en unidades de trabajo a las y los participantes, la discusión política se hizo presente en la “Minka de saberes”; allí se discutió sobre: Tierras, agua y soberanía alimentaria, Depredación de la madre tierra y crisis climática, Trabajo digno para jóvenes, Educación transformadora e intercultural y Forma organizativas y manifestaciones culturales juveniles.

Cada una de las mesas de trabajo, mostraba discusiones y realidades diferentes, la posibilidad de tener jóvenes de diferentes sectores indígenas del país, permitió entender las problemáticas de las comunidades y sumar saberes y soluciones para dificultades que no son solo del sector indígena, sino también del colectivo nacional juvenil.

Como un campamento juvenil no solo puede quedar en discusión y debate, los juegos autóctonos y tradicionales dieron la dosis de alegría y adrenalina a esta reunión. La carrera tres pies, la carrera de zambos, los atracones, los enzacados y la soga comunitaria, armada con la ropa de las y los integrantes de cada unidades, permitió disfrutar una tarde donde la alegría invitaba al abrazo colectivo, al zapateo y llamado a luchar organizase.



Cuando cayo el sol en San Isidro; la fiesta empezó. Cada una de delegaciones fueron el deleite de comuneros y participantes del campamento. El centro de la comunidad se lleno de colores y de juventud, con danzas autóctonas, ponchos multicolores, cortos ropajes amazónicos, la fiesta siguió como el fuego que permaneció encendido los tres días de campamento.

Quenas, zampoñas y charangos, no solo hicieron bailar a las y los asistentes, sino también zapatear y festejar el encuentro, así mismo invitaban a un pronto rencuentro y también a que cada uno replique este evento en sus localidades, para que el aprendizaje y la discusión no solo quede entre quienes pudieron ir sino también en sus compañeros y compañeras.

El acuerdo entre comunidad y campamento para no ingerir bebidas alcohólicas, permitió que los y las participantes disfrute en plenitud de este evento y se preparen para la jornada final de trabajo.

Con el grito guerrero dio inicio día final del campamento, invitando a las y los participantes a colocarse en ¡Pie de lucha! “Por la tierra, el agua y la vida”, en acto simbólico tanto comuneros y compamenteros tomaron las tierras de la hacienda aledaña a la comunidad, exigiendo la redistribución de la tierra y el respeto a las comunidades. Según Severino Sharupi dirigente juvenil de la CONAIE “En 1990, año del primer levantamiento indígena, la exigencia era la eliminación total y la distribución de tierras de las más de 270 haciendas que había en el Ecuador, tras veinte y dos años de esta movilización la tierra continua en pocas manos y los grandes latifundios se esta volviendo a conformar”[1].

Al final la toma simboliza, el abrazo colectivo invitó al pronto rencuentro y a la espera para el nuevo llamado. Así dejamos San Isidro, con el ánimo de volver y la esperanza puesta en que los y las jóvenes aportamos y construimos nuestra propia historia y la historia de nuestra comunidad.






[1] Declaración de Severino Sharupi para la Wambra Radio

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