Por:
Ana María Acosta
Colectivo
El Churo
Jóvenes hacen teatro por la
comunicación, músicos cantan canciones por la democratización, las madres y
abuelas exigen que su voz sea escuchada, obreros y obreras se movilizan en
contra del monopolio de la información, radios y tvs comunitarias se enlazan,
mujeres marchan, el internet se llena de videos, se hace un documental, los
radioteatros cuentan historias de la comunicación… Se arma una fiesta. Todo esto no pasó en
Ecuador. Pasó en Argentina.
En Ecuador en cambio la
crónica seria así:
Jueves 13 de junio: Asamblea
aprueba reformas a la Ley de Minería con mayoría absoluta, que facilita “la
inversión extranjera”. Sabemos qué significa eso: facilitar la explotación
megaminera en zonas sensibles, disminuir
las trabas a las empresas extranjeras y aumentar la conflictividad social en
territorios comunitarios e indígenas. Organizaciones protestan afuera de la
Asamblea.
Viernes 14 de junio: se
aprueba Ley de Comunicación con mayoría absoluta, varios artículos de la ley benefician
al sector comunitario (ese mismo que está siendo desplazado por la megaminería
y el “desarrollo”) La votación se hace por capítulos. Varios asambleístas que
votan a favor desconocen su contenido. Asambleístas aplauden. Asambleístas festejan.
Los medios privados publican las fotos de los asambleístas de oposición con la
boca tapada y los medios públicos entrevistan a los asambleístas de PAIS que sonríen.
Asambleístas salen de la asamblea. Asambleístas se suben en la tarima. Asambleístas
hablan en los micrófonos. Decenas de personas traídas en buses escuchan desde
abajo, mirando hacia arriba. Hace sol. Asambleístas siguen hablando. Los medios
privados se quejan, anuncian el apocalipsis
de la libertad de expresión y los públicos entrevistan a la presidenta de
la Asamblea que anuncia el paraíso.
La presidenta habla en la tarima, ahora sin telepronter. Asambleístas bailan,
asambleístas se abrazan, se toman fotos, un asambleísta posa y el otro le toma
la foto con su celular inteligente y lo sube al twitter. Asambleístas twittean.
Asambleístas cantan música protesta, se abrazan nuevamente. La gente que vino
en los buses, se sube a los buses y la calle se queda sola con Asambleístas,
asesores, funcionarios públicos y unos pocos vendedores ambulantes que miran
distantes una pancarta a medio caerse que dice “La palabra ya es de todos”.
Más tarde los medios
privados anuncian la ley mordaza, el fin de la democracia, mientras que
los medios públicos entrevistan al presidente quien se muestra feliz y
complacido, y anuncia el fin de las
mentiras, la llegada de la verdad. La luna sale. Fin.
Fin
de la crónica: inicio
En Ecuador vivimos una
enorme paradoja. La ley de comunicación se aprobó y quienes nos sentimos parte
del sector comunitario creemos que representa un avance para posibilitar el
ejercicio del derecho a la comunicación. Se contempla la distribución de
frecuencias de forma equitativa 33% medios privados, 33% medios públicos y 34%
medios comunitarios. Se incentiva el desarrollo de los medios comunitarios, se
promueve la interculturalidad y la plurinacional, se promueve la producción
nacional, se impide la concentración de la propiedad de los medios. La anterior
ley se podría definir como “tecnomercantil” la nueva ley de comunicación se
concibe desde una visión de derechos. Hasta ahí todo muy chévere.
Desde el otro lado, los
medios privados ya lo han dicho: el peligro del énfasis sancionador, la
concentración en el Ejecutivo de la entidad de control y sanción, la inclusión
del “linchamiento mediático” abierta a la subjetividad para sancionar a quienes
digan algo que el gobierno no esté de acuerdo, etc… Hasta ahí todo está mal.
Entre blanco y negro no se
disputa este texto. Para eso, abajo colocó un colage de noticias y artículos de
las diversas reacciones con la aprobación de la Ley de Comunicación en Ecuador.
El objetivo de este artículo
tampoco es elaborar una crónica de lo sucedido. El propósito es intentar comprender
el ¿por qué?, a pesar de que la Ley de
Comunicación contiene varios avances positivos para el ejercicio del Derecho a
la comunicación, ¿la ciudadanía, el
pueblo se mantuvo, distante e incluso ausente del festejo?
Adentro
o afuera del vidrio
El pleno de la Asamblea Nacional está rodeado de un vidrio.
La prensa y las barras (la ciudadanía, mejor dicho el pueblo) están detrás de
este vidrio que no permite filtrar el sonido desde adentro, al menos que se
enciendan los micrófonos, por parte la presidenta de la asamblea. Quienes están
detrás del vidrio no pueden hacer bulla, a menos a que sean consignas que
cuadren con los de la mayoría de adentro. Los periodistas, desde afuera, deben
golpear el vidrio y pedirles a los asambleístas de oposición, que están adentro,
que suban o bajen el cartel, que se den la vuelta, para sacar una buena foto
con mucha dificultad.
Este sistema de control de
la Asamblea, dibuja una imagen de lo que ha pasado con la comunicación en
Ecuador. ¿Desde cuándo?. Me atrevo a poner una fecha y un nombre. Dayuma 2007.
Militares reprimen a población que protesta por atención y paraliza campos
petroleros. Existen, presos, acusados de terrorismo y sabotaje, denuncias de
tortura. Los medios registraron la represión. El presidente Rafael Correa
responde acusando a los campesinos, a las organizaciones de derechos humanos y
a los medios de comunicación de mentirosos y manipuladores. Fin e inicio.
Desde ese momento empezó lo
que sería en 2009 la ruptura del gobierno con la CONAIE y otros movimientos de
izquierda. Desde ahí el gobierno (y sus asesores) se percataron de la
importancia de hacer ver y escuchar su “verdad”. La propaganda tomó vital
importancia al punto de gastar más en ella que en otros servicios públicos. La propaganda
unidireccional copó los espacios.
Desde ese momento dos
discursos del gobierno se fortalecieron, contra dos actores políticamente distintos
e históricamente distantes: los medios privados y los movimientos sociales,
principalmente el movimiento indígena, este último crítico a la política extractivista
minera del gobierno.
De esta forma el gobierno
juntó en el saco de sus enemigos internos a los medios privados a los que
bautizó de “prensa corrupta y mentirosa” y a los líderes sociales e indígenas a
quienes bautizó de “izquierdistas infantiles”. Se endureció la retórica
utilizada todos los sábados en los enlaces sabatinos, y en cadenas de radio y
televisión que la Secretaria de Comunicación produjo como una industria eficiente.
También, se consolidó la utilización de
la justicia para criminalizar, utilizando figuras legales como nunca antes se
habían utilizado. A los unos acusándolos de “injurias calumniosas” y a los otros de
“terrorismo y sabotaje”
De esta forma, el aparato de
propaganda del gobierno no sólo sirvió para ir en contra de los medios de
comunicación privados y sus principales periodistas, sino también del sector
social, el movimiento indígena y las organizaciones ambientales.
Los medios privados son los
mismos que durante los levantamientos indígenas y populares hablaban de “calma”
para dolarizar el país, durante el feriado bancario entrevistaban a los
banqueros absolviéndolos de sus robos, o mientras en las calles de Quito Julio
García caía ahogado por los gases que ordenó lanzar Lucio Gutiérrez, transmitían
telenovelas.
Pero la coyuntura actual ha
provocado algo inédito: que los medios de comunicación privados, históricamente
observados por las organizaciones sociales por ser cómplices de los poderes
económicos, por callar frente a las demandas sociales y ser los “acolites” de
los gobiernos de turno, hoy se autoerijan como los defensores de la libertad e
incluso coincidan con demandas sociales ideológicamente contrarias, que nunca
antes habían cabido en su lente, en sus micrófonos, en su papel.
¿Qué sucedió para que en esta coyuntura tanto medios y sociedad crítica estén fuera del vidrio? ¿Qué sucedió para que los dos golpeen el vidrio pero el sonido no pase entre el un lado y el otro al menos a que alguien encienda el micrófono o abra la puerta?
¿Qué sucedió para que en esta coyuntura tanto medios y sociedad crítica estén fuera del vidrio? ¿Qué sucedió para que los dos golpeen el vidrio pero el sonido no pase entre el un lado y el otro al menos a que alguien encienda el micrófono o abra la puerta?
Del
triángulo alargado al triangulo ensanchado
Adriana Amado, catedrática Argentina, parte del portal
web CátedraA propone una metáfora para comprender la relación entre medios de
comunicación, gobierno y sociedad. Para ella esta relación en una “democracia
ideal” es como un triángulo equilátero. En cada punta están tres actores
claves: gobierno, medios de comunicación
y sociedad
Tomando esta metáfora del
triángulo podemos comprender lo que sucede en Ecuador.
En la larga noche neoliberal el triángulo dejó de ser
equilátero y se alargó. Los medios y el poder político y económico gobernante
se colocaron muy cerca, mientras que se
alejaron los dos de la sociedad. Es así que el triángulo tomó una forma
alargada, con dos puntas cercanas y una totalmente alejada: la sociedad.
Hoy en época de revolución
ciudadana sucede otro movimiento. El gobierno se ha alejado de los medios por
lo que el triángulo ha tomado una forma, nunca antes vista, que coloca a la
sociedad en un punto medio, en constante disminución.
Al inicio del gobierno el
discurso confrontativo contra los medios era necesario porque la sociedad aún
percibía el triángulo alargado y exigía un alejamiento.
Después de casi 8 años de
revolución ciudadana el triángulo es otro, y hoy la sociedad está cambiando. El gobierno cuenta
con medios públicos y medios incautados en su poder que no han cubierto varios
temas sensibles. Mientras que los medios privados se interesan por temas que
antes no hubiera calzado en su agenda ¿Qué hubiera pasado con los 10 de
Luluncoto si los medios de comunicación privados no cubrían el caso y mostraban
la desproporción de la acusación? ¿Qué hubiera pasado si un diario privado no
hubiera publicado las fotos de la represión en Dayuma?
El triángulo se está
moviendo, y aunque las últimas elecciones, que dieron ganancia absoluta al
gobierno, demuestran que no se existe una total concordancia entre lo que los
medios anuncian y lo que la mayoría de la sociedad quiere, si podemos afirmar
que en la disputa medios y gobierno hay algo de tres cosas: algo de evidente,
algo de artificial y algo de trasfondo, que es necesario comprender.
1.
De fondo: varios autores, entre ellos, Hernán Reyes, catedrático
de la Universidad Andina Simón Bolívar, plantean la tesis de la “disputa por la
hegemonía” (2010) Este planteamiento se establece en la lectura del problema
del “triángulo alargado” que se enmarca
en la crisis institucional y la
arremetida neoliberal. Es la tesis que también maneja el gobierno y su
Secretaria de Comunicación: la lucha contra los poderes fácticos, la lucha por
el poder simbólico. Es por eso que se esmeran en evidenciar “las mentiras de
los medios”, observarlos, decirles que no son intocables. Lo hacen públicamente
y organizan eventos académicos para consolidar su teoría.
Uno de ellos: el IAEN,
Instituto de Altos Estudios Nacionales, organizó una charla magistral “Medios
de comunicación en la revolución” con Fernando Buen Abad, catedrático mexicano,
especialista en temas de comunicación. A su charla no asistieron muchas
personas pero sí muchos funcionarios públicos y altos mandos de la comunicación
del gobierno. Fernando Buen Abad anunció la necesidad de armarse para la guerra simbólica, para la guerra comunicacional. Y como guerra plantea abastecerse de armas,
de medios de comunicación, de dispositivos para la ofensiva ideológica, plantea
también intervenir las universidades
para preparar soldados para la comunicación, incluso anuncia que la
comunicación es un problema de seguridad
nacional. Al finalizar su charla se abren las preguntas. Los directores y
directoras de los medios públicos toman el micrófono y preguntan. El secretario
de comunicación aplaude. Un hombre pregunta sobre la libertad de expresión y
hace de vocero de los medios privados ausentes. Una mujer, del sector
comunitario, en cambio se asombra de que el ponente hable de una guerra, siendo
ella colombiana, la violencia le provocaba preocupación. Buen Abad responde con
las mismas palabras con las que inició y termina la charla.
Todos escucharon lo que querían
escuchar. Si no me creen aquí el video de la charla:
Siempre dicen que en una
guerra los más afectados son los civiles, la población que ni siquiera
comprende la guerra. Pues es igual acá. El gobierno, los medios públicos y los
intelectuales que se adscriben a esta tesis están en ”guerra contra los medios
privados” mientras la población recibe las bombas en silencio.
Otro ejemplo es la CUPRE que en este momento se realiza en Guayaquil. Muchos fondos económicos invertidos para que el gobierno evidencie las alianzas de los medios y los poderes de facto (que continúan existiendo) y les diga a los medios como deben comportarse.
2.
De superficial: ¿por qué digo que esta guerra
medios-gobierno tiene algo de superficial? Como toda guerra hay acuerdos,
convenios entre lados enemigos. Mientras el gobierno lanza sus bombas contra
los medios, se anuncia la digitalización de las frecuencias y la renovación de los contratos se abre
camino. ¿Cuántos canales de televisión ya hicieron su acuerdo para el paso
tecnológico? ¿Cuántos ya tienen asegurados sus frecuencias? En noviembre del
2012 ¿Cuantas frecuencias de los mismos poderes se renovaron por 10 años más? Unas
pocas preguntas que funcionarios del gobierno pueden contestar, tal vez
sonrojándose un poco.
3.
De trasfondo: Esta es la tesis que mantienen los sectores
más críticos al gobierno. Es la tesis de la cortina
de humo. En la cual, el gobierno tiene la necesidad de crear un enemigo
interno que no le represente mucho problema, mientras canaliza las diversas
políticas económicas para el modelo de desarrollo capitalista. De esta forma la
disputa con los medios es una cortina de humo mientras canaliza reformas a la
ley de minería, acelera la frontera petrolera, abre paso a la explotación en el
Yasuní, negocia con los agroexportadores, y los “empresarios responsables”, canaliza
el TLC con la Unión Europea, hace alianzas con cuadros políticos de la larga
noche neoliberal para ganar las próximas elecciones seccionales (Un ejemplo
claro de esto es la posible candidatura de Hector Jácome, alcalde de Rumiñahu –
Sangolquí- amigo fraterno de Sixto Durán Ballén y aliado indispensable de
Pronaca y el grupo La Favorita) Esta tesis se consolida cuando las protestas a
las reformas a la ley minera salieron de la agenda de los medios públicos y
privados para ser reemplazadas por la ley de comunicación sus demonios y sus
ángeles.
De esta forma la disputa
entre gobierno y medios de comunicación no puede ser comprendida, en un
sencillo blanco y negro, o negando una y posicionando otra, es necesario mirar
las articulaciones y disputas que se dan entre las diversas capas.
Propaganda
no es comunicación
“La propaganda no es
comunicación (…) Nunca antes tanta información nos dejó tan incomunicados”
Adriana Amado, de CatedraA, sintetiza en esta frase lo equivocados que están los
gobernantes al creer que mientras más información más se acercan a la
población.
La propaganda es utilizada ya sea por políticos o ya sea por
el mercado para: posicionar una idea, un proyecto o para vender un producto.
Los gobernantes por haber sido elegidos creen que son los administradores del
interés de la ciudadanía mientras que los medios creen que dan a la población
lo que la población quiere.
La propaganda parte de la premisa de que la población es un
ente pasivo que recibe una información unidireccional y no tiene posibilidad de
respuesta, a menos a que esa respuesta sea la planificada por ellos. Y eso es lo
que los medios han creído también “damos lo que a la gente le gusta” crónica
roja, talk shows, pop y reguetón “la
gente quiere eso, lo demuestra nuestros niveles de audiencia”
Sabemos que ni los medios ni
el gobierno y su aparataje propagandístico son todopoderosos para manipular las
mentes de las personas, pero tampoco son
inocentes en lo que posicionan u ocultan.
Ni al gobierno, ni a los
medios privados le interesa cambiar la “matriz productiva” de la comunicación.
Es decir, pasar de una sociedad consumidora de información o mercancías a ser una
sociedad crítica y productora: de información, de medios, de respuestas, de nuevos
discursos, de nuevas creaciones, de preguntas. ¿Por qué no les interesa? Porque
eso es políticamente más complicado o porque eso implica más gasto.
En el gobierno implica
destronar a todas las mentes lúcidas y corazones ardientes de la publicidad y
el marketing y trabajar el derecho a la comunicación en toda su integralidad,
donde la difusión de información es apenas una parte.
En los medios implica que
miren más allá de lo que manda el mercado y se acerquen a las nuevas
necesidades de la sociedad, más allá de los productos de espectáculo.
La dificultad de que esto
suceda ha reforzado otra paradoja: tenemos una constitución de vanguardia, una
ley de comunicación de avanzada y una política de comunicación -realmente
existente- de la prehistoria neoliberal.
Cada uno regresa la mirada a
la sociedad cuando requiere legitimar sus acciones, pero rápidamente la mirada
vuelve a centrarse en sus intereses.
Tal vez sea por eso que en
los efusivos discursos de los asambleístas de PAIS en la aprobación de la Ley
de Comunicación, resaltaron el apoyo de Humberto Cholango y la CONAIE al 34% para medios comunitarios, como
intentando legitimar sus propias acciones. Por eso Lourdes Tiban, asambleísta
de Pachakutik, twitteaba “ayer éramos terroristas por pedir consulta para
reformas ley minera y hoy hasta piden un hijo”
La poca presencia de la
ciudadanía en el debate sobre la comunicación
evidencia que el modelo de información del gobierno está llegando a un
límite. Y pone el aviso: la ley de comunicación debe “ciudadanizarse”, las organizaciones sociales deben
mirar la necesidad de disputar la comunicación, la creación de medios
comunitarios es urgente, no como un regalo del gobierno, sino como un derecho
del que fuimos despojados durante años.
La creación de medios
comunitarios, independientes de los poderes económicos y de los poderes
gubernamentales, pero muy dependientes de los intereses de sus comunidades,
resquebrajan el vidrio entre un poder que no quiere escuchar, que se encierra y
que cree que encender el micrófono y lanzar una nueva publicidad es transformar
la comunicación.
De esta forma mientras el
gobierno se empeña más en contar “su verdad” desde dentro del vidrio y los
medios por contar la suya desde fuera, la población tiene dos opciones: aceptar
en silencio lo que le dicen o buscar y hacer una propia comunicación.
Nuestra opción es la segunda. Por eso nos gusta tanto
la frase de una radio de Argentina: “apaga los medios y enciende tu medio” esto
también calza para los gobernantes de turno.
(Ver caricatura final)
- “El retorno a la propaganda”, por Adriana Amadohttp://www.catedraa.com.ar/periodistica_cat/el-retorno-a-la-propaganda/
-Ley de Comunicación promueve producción cultural http://alainet.org/active/64905
- Ecuador cuenta con su Ley de Comunicación http://alainet.org/active/64759
-¿Ley mordaza en Ecuador? http://alainet.org/active/64838
- ¿Por qué mienten? http://www.larepublica.ec/rafagas/2013/06/18/por-que-mienten-2/
- La censura previa dentro de los medios y la responsabilidad ulterior en la Ley de Comunicación http://gkillcity.com/index.php/el-mirador/1508-la-censura-previa-dentro-de-los-medios-y-la-responsabilidad-ulterior-en-la-ley-de-comunicacion
-Ley de Comunicación promueve producción cultural http://alainet.org/active/64905
- Ecuador cuenta con su Ley de Comunicación http://alainet.org/active/64759
-¿Ley mordaza en Ecuador? http://alainet.org/active/64838
- ¿Por qué mienten? http://www.larepublica.ec/rafagas/2013/06/18/por-que-mienten-2/
- La censura previa dentro de los medios y la responsabilidad ulterior en la Ley de Comunicación http://gkillcity.com/index.php/el-mirador/1508-la-censura-previa-dentro-de-los-medios-y-la-responsabilidad-ulterior-en-la-ley-de-comunicacion
El grave problema que veo acá, es que las personas no se dan cuenta del lado al que pertenecen, el de la Sociedad Civil, mientras el poder político y económico, fingen, ser la Sociedad Civil. Esto definitivamente responde a un juego de poderes, del que la gente no se da cuenta, ya que se cree incluida en el lado del poder político, en este caso de la Revolución Ciudadana.
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